La cámara me permite acercarme, escudriñar, observar, detenerme, leer en las miradas, en los gestos mínimos tan propios e individuales, descubrir espacios inexplorado. Lo que me atrae del objetivo es poder acercarme. No es una acto voyeur sino más bien de empatía, una forma de tomar contacto.

“Era, alguna vez, un cargamento de mariposas, o pieles de lagartos, sacos llenos de plumas de garzas, pájaros vivos que silbaban de extraña manera, o piezas de alfarería antropomorfa, enseres líricos, cesterías raras, que podían interesar a algún forastero.”

Los pasos perdidos/ A.Carpentier